22/12/09

Poema de Sangre

¡Maldigo el día en que leí tu nombre!,
Esas tres palabras me atormentan como azufre en los ojos...
¡Maldigo el día en el que conocí tu rostro!,
Ahora me persigue en los sueños más hermosos y etéreos...
Maldigo la tarde en que escuché, por primera vez, ¡tu voz!,
Es su timbre el que me arroja a una espiral de dolorosos recuerdos...
Maldigo, ¡vaya si lo hago!, el día en que te vendí por aire...
¡Cambié el Sol por piedras!, ¿como no arrepentirme, Rio?
¡Maldigo el perfume de Rosas de tu cuello!,
Su recuerdo silencioso retumba en el cielo de mi alma...
¡Maldigo esos cabellos dorados que no son míos!,
No anhelo más don, que perderme en ellos...
¡Maldigo la venganza del destino a mi osadía!.
Y no puedo más que sonreír ante semejante ironía...
¡Maldigo mis manos y lo que brota de ellas!,
Mis poemas son los restos de un corazón herido...
¡Maldigo mi estupidez y tu tozuda certeza!,
Ella, la mía... produjo la ruta que siguió la tuya...
¡Maldigo a las estrellas traidoras que no me avisaron!,
Ellas sabían que tu eras Él, y yo no supe verlo...
¡Maldigo al Tiempo lineal que no retorna!,
Él me ha robado mis más felices sueños...
¡Te maldigo, Sol, Rio, Ángel y Efebo!,
Es por tu causa que ya nunca podré amar...
¡Me maldigo! y tiro ceniza a mi cara amarilla de vergüenza,
Pues este es mi luto y tu eres mi condena...

No hay comentarios:

Publicar un comentario